1 Reyes 20 |
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 |
8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 |
15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 |
22 |
Guerra entre Israel y Siria
1*Benhadad,
rey de Siria, reunió todo su ejército, y teniendo
consigo treinta y dos reyes, y caballería y carros
subió, y poniendo sitio a Samaría la atacó. 2Envió
mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, y le
dijo: “Así dice Benhadad: 3Tu plata y tu oro
son para mí; tus mujeres y tus gallardos hijos, míos
son.” 4Contestó el rey de Israel y dijo:
“Como tú dices, señor mío, oh rey, tuyo soy yo y cuanto
tengo.” 5Vinieron otra vez los mensajeros y
dijeron: “Así dice Benhadad: Yo he enviado a decirte:
Entrégame tu plata y tu oro, y también tus mujeres y tus
hijos. 6Mañana, a esta hora, te enviaré mis
siervos, que registrarán tu casa y la de tus siervos; y
todo lo que es precioso a tus ojos lo tomarán con sus
manos, y se lo llevarán”. 7Llamó entonces el
rey a todos los ancianos del país y les dijo: “Entended
y ved, cómo este hombre busca el mal; porque envió a
pedirme mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y yo
no le he dicho que no.” 8Le dijeron todos los
ancianos y todo el pueblo: “No escuches ni consientas.”
9Contestó, pues
(Acab) a los
mensajeros de Benhadad: “Decid a mi señor, el rey: Todo
lo que hiciste, pedir a tu siervo al principio, lo haré;
pero esto otro no lo puedo hacer.” Y se fueron los
mensajeros con esta respuesta. 10*Entonces
Benhadad envió a decirle: “Así hagan conmigo los dioses,
y más todavía, si el polvo de Samaría basta para llenar
los puños de toda la gente que me sigue.” 11Respondió
el rey de Israel, diciendo: “Decidle: No se alabe quien
se ciñe, sino el que se desciñe.” 12Benhadad
recibió esta respuesta cuando estaba bebiendo, él y los
reyes, en los pabellones. Dijo, pues, a sus siervos:
“¡Listo!” Y se movilizaron contra la ciudad.
13*En
esto se acercó a Acab; rey de Israel, un profeta, que
dijo: “Así dice Yahvé: ¿Ves tú esta gran multitud? He
aquí que voy a entregarla hoy en tus manos, y sabrás que
yo soy Yahvé.” 14Preguntó Acab: “¿Por medio
de quién?” Y él respondió: “Así dice Yahvé: Por medio de
las tropas de los jefes de las provincias.” “¿Y quién,
replicó (Acab), comenzará la batalla?” “Tú”, respondió él.
Derrota del rey de Siria
15Entonces
(Acab) pasó
revista a las tropas de los jefes de las provincias, y
fueron doscientos treinta y dos; y tras de ellos pasó
revista a toda la gente, a todos los hijos de Israel,
que eran siete mil. 16Hicieron una salida al
mediodía cuando Benhadad estaba bebiendo y embriagándose
en los pabellones, él y los treinta y dos reyes
auxiliares. 17Salieron primero las tropas de
los jefes de las provincias, y envió Benhadad
(observadores),
que le avisaron, diciendo: “Unos hombres han salido de
Samaría.” 18Respondió él: “Si han salido con
intenciones pacíficas, prendedlos vivos; y prendedlos
también vivos, si han salido para pelear.” 19Mas
las tropas de los jefes de las provincias —y tras ellos
los del ejército— que acabaron de salir, 20*mataron
cada uno al hombre (que se les puso adelante), y huyeron
los sirios y fue Israel persiguiéndolos. Benhadad, rey
de Siria, escapó en un caballo, con algunos de la
caballería. 21Salió también el rey de Israel
y destrozó los caballos con los carros, haciendo en
medio de los sirios grandes estragos. 22Se
acercó entonces el profeta al rey de Israel y le dijo:
“Ve y cobra fuerza, piensa bien y mira lo que has de
hacer; porque el rey de Siria va a subir contra ti a la
vuelta del año.”
23*Dijeron
los siervos del rey de Siria a éste: “Los dioses de
ellos son dioses de montañas; por eso han podido
vencernos; si peleamos contra ellos en tierra llana los
venceremos. 24Haz ahora esto: Quita a cada
uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en su
lugar; 25y fórmate un ejército semejante al
ejército que has perdido, con otros tantos caballos y
otros tantos carros, y pelearemos contra ellos en tierra
llana, entonces los venceremos.” Escuchó él su consejo e
hizo así. 26*
A la vuelta del año, Benhadad pasó revista a los sirios,
y subió a Afec para pelear contra Israel. 27También
los hijos de Israel fueron revistados; y provistos de
víveres marcharon al encuentro de ellos. Acamparon los
hijos de Israel frente a ellos, como dos rebaños de
cabras, en tanto que los sirios llenaban el país.
28Entonces
se acercó el varón de Dios y dijo al rey de Israel: “Así
dice Yahvé: Por cuanto dicen los sirios: Yahvé es un
dios de montañas y no un dios de valles, entregaré toda
esta inmensa multitud en tu mano; y así conoceréis que
Yo soy Yahvé.” 29Siete días estuvieron
acampados unos frente a otros. Al séptimo día se libró
la batalla, y los hijos de Israel mataron a los sirios
en un día cien mil hombres de infantería. 30Los
restos huyeron a la ciudad de Afec, donde cayó la
muralla sobre los veintisiete mil hombres que habían
quedado. También Benhadad había huido para refugiarse en
la ciudad, y huía de un aposento a otro.
31Sus
siervos le dijeron: “Mira, nosotros hemos oído que los
reyes de la casa de Israel son reyes benignos.
Pongámonos, pues, sacos sobre los lomos, y sogas al
cuello, y salgamos a ver al rey de Israel; tal vez te
deje la vida.” 32Se pusieron sacos sobre los
lomos y sogas al cuello, y salieron hacia el rey de
Israel diciendo: “Tu siervo Benhadad dice: «Déjame, te
ruego, la vida».”
(Acab) respondió: “¿Vive todavía? Él es mi hermano.”
33Los hombres tomaron esto por buen agüero, y
se apresuraron a tomarle por la palabra, diciendo:
“¿Benhadad es tu hermano?” Y él dijo: “Id, traedle.”
Salió Benhadad a verlo, y éste le hizo subir a su carro.
34*(Benhadad)
le dijo: “Las ciudades que mi padre quitó a tu padre, te las restituiré;
y tú establecerás para ti en Damasco bazares como los
estableció mi padre en Samaría.” “Y yo,
(dijo Acab),
te dejaré libre a base de esta alianza.” Hizo, pues,
alianza con él, y le dejó ir.
Un profeta reprende a Acab
35*Entonces uno de los hijos de
los profetas dijo a su compañero por orden de Yahvé:
“Hiéreme, por favor.” Mas aquel hombre se negó a
herirlo, 36*por lo cual él le dijo: “Por
cuanto no has obedecido la voz de Yahvé, he aquí que te
matará un león tan pronto como te apartes de mí.” Y
apartándose de él, lo halló un león y lo mató. 38Después
encontró a otro hombre, y le dijo: “Hiéreme, por favor.”
Y éste lo hirió y le hizo una llaga, entonces se fue el
profeta y se puso en el camino del rey, disfrazado con
una venda sobre los ojos. 39Y cuando el rey
pasaba, dio gritos hacia el rey y dijo: “Tu siervo había
salido para participar en la batalla; y he aquí que
apartándose un hombre me entregó un prisionero,
diciendo: Guarda a este hombre. Si de cualquier manera
llegare a faltar, tu vida responderá por la suya, o
pagarás un talento de plata. 40*Mas andando tu siervo
ocupado en esta y otra parte, he aquí que él escapó.”
“El rey de Israel le respondió: “Tú mismo has
pronunciado tu sentencia.” 41Entonces
(el profeta)
se quitó apresuradamente la venda de sus ojos, y el rey
de Israel conoció que era uno de los profetas. 42Y
éste le dijo: “Así dice Yahvé: Por cuanto has dejado
escapar de tu mano al hombre que Yo había entregado al
anatema, responderá tu vida por su vida, y tu pueblo por
su pueblo.” 43Tras esto el rey de Israel se
fue a su casa enojado e irritado; y así llegó a Samaría.
*
1. En los LXX este capítulo viene después del
21.
*
10 s. Los dos reyes usan expresiones
hiperbólicas y proverbiales. Benhadad quiere
decir: mis soldados son mil veces más numerosos
que los tuyos y destruirán a Samaría sin
dificultad alguna. El rey de Israel contesta con
otra locución proverbial, que significa: No se
canta victoria antes de la batalla.
*
13. Un
profeta: Este, como los aludidos en los
versículos 22, 28, 35, etc., fue sin duda uno de
los salvados por Abdías (cf. 18, 4).
*
20. La humillación del rey de Siria por medio de
algunos criados de Israel, es la respuesta de
Dios a aquel rey orgulloso que confiaba en sus
fuerzas bélicas; es a la vez una advertencia a
Acab para que no atribuya la victoria a sus
propias fuerzas.
*
23. “Todos los pueblos orientales, a excepción
de los judíos, atribuían sus victorias y sus
derrotas al poder o a la debilidad de sus
dioses” (Vigouroux, Polyglotte). También creían
que cada lugar tenía su dios tutelar. En
versículo 28 el Dios de Israel reivindica de
nuevo, como en 18, 35, su título de único Señor
de todo el universo. Todo nos lo da el Padre,
hasta su propio Hijo, su Espíritu Santo y la
participación de su naturaleza divina y de su
misma felicidad eterna e infinita. Pero el honor
es para Él solo. Así lo dice Él mismo en Isaías
42, 8 y 48, 11; y así lo enseña San Pablo en I
Timoteo 1, 17, Cf. Salmo 148, 13 y nota.
*
26. Afec,
ciudad de la llanura de Jesreel (Esdrelón),
situada entre Samaría y Galilea. Cf. I Reyes 29,
1.
31.
Saco
es en la Biblia nombre de cilicio. Era un paño
áspero con que se vestían los que estaban de
luto o hacían penitencia. Cf. Génesis 37, 34;
Jonás 3, 6.
*
34.
Basares; literalmente calles. La concesión
de bazares en una ciudad extranjera significaba
cierto control económico y apoyaba la influencia
política del concesionario. De esta manera se
formó en la capital siria una colonia israelita,
lo cual no contribuyó poco a depravar la
religión de Israel. De ahí la oposición de los
profetas (versículo 35 ss.).
*
35. Uno de
los hijos de los profetas: Así se llamaban
los discípulos de los profetas que vivían juntos
en una escuela de profetas. Cf. I Reyes 10, 10:
19, 18 ss.; IV Reyes 3, 2; 4, 38; 6, 1. Aquí se
trata probablemente del profeta Miqueas (cf. 22,
8).
*
36. Hay aquí una doble e importante lección
moral. El acto de herir a su compañero —cosa
ordinariamente mala— era aquí buena, pues así lo
quería el Señor. A la inversa, la clemencia de
Acab con el rey vencido —cosa ordinariamente
buena— fue mala en este caso, según se ve más
adelante. Hemos de aprender así que la suprema
norma de todo bien es, exclusivamente, la
voluntad de Dios, único Autor y Dueño del
universo y primera fuente de toda verdad y
justicia.
*
40. Para dar a conocer al rey que había merecido
un castigo, el profeta hace uso de un artificio
semejante al de Natán (II Reyes 12, 1 ss.), de
manera que el rey pronunciando la sentencia
contra el profeta se condena a sí mismo.
|