Iglesia Remanente

MATEO 1

   

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I. INFANCIA DE JESUCRISTO

(1, 1 - 2, 23)

 

Genealogía legal de Jesús. 1 Genealogía* de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: 2 Abrahán engendró a Isaac; Isaac engendró a Jacob; Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; 3 Judá engendró a Farés y a Zara, de Tamar*; Farés engendró a Esrom; Esrom engendró a Aram; 4 Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naasón; Naasón engendró a Salmón; 5 Salmón engendró a Booz, de Racab; Booz engendró a Obed, de Rut; Obed engendró a Jesé; 6 Jesé engendró al rey David; David engendró a Salomón, de aquella (que había sido mujer) de Urías; 7 Salomón engendró a Roboam; Roboam engendró a Abía; Abía engendró a Asaf; 8 Asaf engendró a Josafat; Josafat engendró a Joram; Joram engendró a Ozías; 9 Ozías engendró a Joatam; Joatam engendró a Acaz; Acaz engendró a Ezequías; 10 Ezequías engendró a Manasés; Manasés engendró a Amón; Amón engendró a Josías; 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, por el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel; Salatiel engendró a Zorobabel; 13 Zorobabel engendró a Abiud; Abiud engendró a Eliaquim; Eliaquim engendró a Azor; 14 Azor engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Aquim; Aquim engendró a Eliud; 15 Eliud engendró a Eleazar; Eleazar engendró a Matán; Matán engendró a Jacob; 16 Jacob engendró a José, el esposo de María*, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo. 17 Así que todas las generaciones son: desde Abrahán hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

 

Nacimiento de Jesús. 18 La generación de Jesucristo fue como sigue: Desposada* su madre María con José, se halló antes de vivir juntos ellos, que había concebido del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, como era justo y no quería delatarla, se proponía despedirla en secreto*. 20 Mas mientras andaba con este pensamiento, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Salvador), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”.

22 Todo esto sucedió para que se cumpliese la palabra que había dicho el Señor por el profeta: 23 Ved ahí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo*, y le pondrán el nombre de Emmanuel, que se traduce: “Dios con nosotros”. 24 Cuando despertó del sueño, hizo José como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa. 25 Y sin que la conociera*, dio ella a luz un hijo y le puso por nombre Jesús.



1 ss. S. Mateo da comienzo a su Evangelio con el abolengo de Jesús, comprobando con esto que Él, por su padre adoptivo, San José, desciende legalmente en línea recta de David y Abrahán, y que en Él se han cumplido los vaticinios del Antiguo Testamento, los cuales dicen que el Mesías prometido ha de ser de la raza hebrea de Abrahán y de la familia real de David. La genealogía no es completa. Su carácter compendioso se explica, según S. Jerónimo, por el deseo de hacer tres grupos de catorce personajes cada uno (cf. v. 17). Esta genealogía es la de San José, y no la de la Santísima Virgen, para mostrar que, según la Ley, José era padre legal de Jesús, y Éste, heredero legal del trono de David y de las promesas mesiánicas. Por lo demás, María es igualmente descendiente de David; porque según San Lucas 1, 32, el hijo de la Virgen será heredero del trono “de su padre David”. Sobre la genealogía que trae S. Lucas, y que es la de la Virgen, véase Lc. 3, 23 y nota. Según los resultados de las investigaciones modernas hay que colocar el nacimiento de Jesús algunos años antes de la era cristiana determinada por el calendario gregoriano, o sea en el año 747 de la fundación de Roma, más o menos. Al no hacerlo así, resultaría que Herodes habría ya muerto a la fecha de la natividad del Señor, lo cual contradice las Sagradas Escrituras. Ese hombre impío murió en los primeros meses del 750.

3. Tamar. Aparecen, en esta genealogía legal de Jesús, cuatro mujeres: Tamar, Racab, Betsabée y Rut, tres de las cuales fueron pecadoras (Gn. 38, 15; Jos. 2, 1 ss.; 2 Sam. 11, 1 ss.) y la cuarta moabita. S. Jerónimo dice al respecto que el Señor lo dispuso así para que “ya que venía para salvar a los pecadores, descendiendo de pecadores borrara los pecados de todos”.

16. Esposo de María: S. Ignacio y S. Jerónimo explican que fue de suma importancia que Jesús naciera de una mujer que conservando su virginidad, fuese a la vez casada, pues así quedaría velado a los ojos de Satanás el misterio de la Encarnación. Jesús (hebreo Yeschua) significa “Dios salva” (cf. v. 21). Cristo es nombre griego que corresponde al hebreo Mesías, cuyo significado es “Ungido”. En Israel se consagraban con óleo los Reyes y los Sumos Sacerdotes. Jesucristo es el Ungido por excelencia, por ser el “Rey de los Reyes” (Ap. 19, 16) y el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza (Cf. Hb. Caps. 5-10; Sal. 109, 4 y nota).

18. Entre los judíos los desposorios o noviazgo equivalían al matrimonio y ya los prometidos se llamaban, esposo y esposa.

19. No habiendo manifestado María a su esposo la aparición del Ángel ni la maravillosa concepción por obra del Espíritu Santo, San José se vio en una situación sin salida, tremenda prueba para su fe. Jurídicamente S. José habría tenido dos soluciones: 1º acusar a María ante los tribunales, los cuales, según la Ley de Moisés, la habrían condenado a muerte (Lv. 20, 10; Dt. 22, 22-24; Jn. 8, 2 ss.); 2º darle un “libelo de repudio”, es decir, de divorcio, permitido por la Ley para tal caso. Pero, no dudando ni por un instante de la santidad de María, el santo patriarca se decidió a dejarla secretamente para no infamarla, hasta que intervino el cielo aclarándole el misterio. “¡Y qué admirable silencio el de María! Prefiere sufrir la sospecha y la infamia antes que descubrir el misterio de la gracia realizado en ella. Y si el cielo así probó a dos corazones inocentes y santos como el de José y María, ¿por qué nos quejamos de las pruebas que nos envía la Providencia?” (Mons. Ballester). Es la sinceridad de nuestra fe lo que Dios pone a prueba, según lo enseña San Pedro (1 Pe. 1, 7). Véase Sal. 16, 3 y nota.

23. Es una cita del profeta Isaías (7, 14). Con ocho siglos de anticipación Dios anuncia, aunque en forma velada, el asombroso misterio de amor de la Encarnación redentora de su Verbo, que estará con nosotros todos los días hasta la consumación del siglo (Mt. 28, 20). Será para las almas en particular y para toda la Iglesia, el “Emmanuel”: “Dios con nosotros”, por su Eucaristía, su Evangelio y por la voz del Magisterio infalible instituido por Él mismo.

25. Sin que la conociera, etc.: Éste es el sentido del texto que dice en el original: “no la conoció hasta que dio a luz”. “Hasta” significaba entre los hebreos algo así como “mientras” y expresa, como dice S. Jerónimo, únicamente lo que aconteció o no, hasta cierto momento, mas no lo que sucedió después. Véase, como ejemplo, Lc. 2,37 y lo mismo 2 Sam. 6, 23: “Micol no tuvo hijos hasta el día de su muerte”.