Ezequiel 15 |
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Israel, la vid seca
1Me
fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos:
2“Hijo
de hombre, ¿qué ventaja tiene la vid
sobre cualquier otra madera, sobre todos los
sarmientos
que hay entre los árboles del bosque?
3*¿Acaso
se tomará de ella madera
para hacer obra alguna?
¿O se hace de ella una estaca para
colgar de ella un objeto?
4*He
aquí que se echa al fuego para ser devorada;
el fuego consume sus dos cabos,
y también lo de en medio se quema.
¿Servirá acaso para obra alguna?
5Si
estando incólume
no servía para ninguna obra,
¡cuánto menos luego de consumida por el fuego y
quemada
servirá para una obra!
6Por
eso, así dice Yahvé, el Señor:
Lo que se hace con el leño de la vid entre las
maderas del bosque,
la cual Yo entrego como pasto al fuego,
así haré con los habitantes de Jerusalén.
7*Volveré
contra ellos mi rostro:
de un fuego han escapado,
y (otro) fuego los consumirá;
y conoceréis que Yo soy Yahvé
cuando vuelva mi rostro contra ellos.
8Y
convertiré el país en un desierto,
por cuanto se rebelaron contra Mí”,
dice Yahvé, el Señor.
*
3. La
vid no sirve de material para hacer
instrumentos con su tronco, sino sólo para
dar frutos o ser arrojada al fuego. Es la
imagen del pueblo de Israel (véase 17, 6;
Isaías 3, 14; 5, 1 ss.; Jeremías 2, 21;
Oseas 10, 1, etc.). Es decir que no hay,
para el pueblo sacerdotal sino los dos
extremos: gloria o ignominia. Es el destino
que en la Biblia tienen los primogénitos,
porque eran cosa del Señor (cf. Eclesiástico
36, 14; Números 3, 13; Lucas 2, 23, etc.).
En el Evangelio, Jesús es aún mas terminante
con la sal insípida, que ha perdido lo que
la hacía apta para el honor sacerdotal de
los sacrificios (cf. 43, 24; Levítico 2, 13;
Marcos 9, 49) y de los pactos (Números 18,
19; II Paralipómenos 13, 5 y nota); no
servirá ni siquiera para el muladar, sino
para ser arrojada fuera (Lucas 14, 34) y
que, tirada, la pisen los hombres (Mateo. 5,
13).
*
4. Sus
dos cabos, son los dos reinos del pueblo
israelita, el reino del Norte, llamado de
Israel, que cayó en 722 a. C. en las manos
de los asirios, y el reino del Sur o de
Judá, cuya población, en parte, ya se halla
también en el destierro.
Lo de
en medio, son los pocos que quedan aún
en Jerusalén.
*
7.
Conoceréis, etc.: Sigue hablando a los
amigos, como en 14, 23. Lo mismo dice
también a los propios prevaricadores. Cf. 7,
9 y nota, Pero no siempre en señal de
castigo, sino también de perdón. Cf. 16, 62
s.
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